domingo, 9 de abril de 2017

Un anticipo:
"¿Sabes, R? Te lo he contado muchas veces a lo largo de nuestros frecuentes excursiones matutinas en el pinar cuando esperamos que los primeros rayos se cuelen entre las copas e incendien de fuego amigo la retama, pintando en tus ojos negros reflejos de cobre ardiente; o en los paseos de la tarde por la orilla cuando apenas me miras ocupada como estás en vigilar a las ruidosas gaviotas o en dar la última sonrisa al sol – portentosa y deslumbrante tú - que se hunde orondo entre las nubes negras del horizonte. Te lo vuelvo a contar cada día con esta manera especial que tenemos de hablar sin palabras, con esta danza de miradas, caricias, pasos y paradas tan nuestra que tan pronto descubrimos y que nos hizo prescindir del intento de entendernos de la misma manera que los demás. Porque, por ejemplo, yo sé lo que quieres cuando, de repente, me abandonas y te pierdes a lo lejos en una soledad que, adivino, te es tan necesaria y grata quizás como mi compañía. Alguna vez, cuando aún no confiaba en lo que leía en tus ojos, te busqué ansioso esperando encontrarte triste o cuando menos melancólica y me sorprendí al verte - imprevisible y furtiva tú - inmóvil en medio de la calle, el parque o la espesura moviendo leve la cabeza para buscar la fuente de una canción o un trino. Ya no voy a buscarte cuando te pierdes. Sé que cuando te fugas asfixiada de mí y de mi mundo anodino, siempre regresas reclamándome urgente y me recorres y te abrazas a mí exigiendo los mimos atrasados. Eso me conforta más que un millón de contratos y promesas...." (Comienzo de la carta " Un día más que tú" del libro "El... el... el amor, ¡eso es!") @elamoresoes #elamoresoes

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